**1. Entender el origen de la agresión**

El comportamiento agresivo de los gatitos se debe principalmente al miedo o la sobreexcitación. El ruido en un entorno nuevo, los olores desconocidos y los abrazos forzados pueden activar mecanismos de defensa. Observa el lenguaje corporal, como el pelaje erizado y las orejas de avión, y evacúa la fuente de estímulo a tiempo. Evita los castigos corporales que exacerben la hostilidad.

**2. Establecer un modelo de interacción positivo**

Recompensa la tranquilidad con golosinas y reduce gradualmente la distancia para comer. Interactúa con un gato que lo moleste durante 15 minutos todos los días para liberar sus instintos de caza. Permanece quieto cuando una respiración lo alerte y usa juguetes para desviar la atención después de que se calme, creando así el reflejo condicionado de "calma = atención".

**3. Establecer un espacio seguro para que se retire**

Proporciona una cama o una caja de cartón con techo durante el período de gruñido para crear una barrera visual. Coloque un difusor de feromonas en la zona de conflicto (como la zona de peinado) para aliviar la ansiedad. Envuelva las uñas con una toalla formando un "rizo de gato" para evitar la resistencia violenta causada por el control con las manos desnudas.

**4. No se deben ignorar las revisiones médicas**

La agresión continua puede ocultar enfermedades dolorosas (como artritis y enfermedades dentales). Si se acompaña de lamido excesivo y comportamiento de esconderse, se debe revisar si hay alergias cutáneas o problemas del sistema urinario. Si la frecuencia de los ataques aumenta repentinamente, se recomienda colaborar con el veterinario para el entrenamiento de corrección de comportamiento.