
**Preparación del entorno**
Coloca la caja de arena en un rincón tranquilo, elige una arena abierta y que no genere polvo. Los gatitos necesitan usar un recipiente poco profundo con una altura inferior a 5 cm para evitar dificultades para trepar. Al llegar a casa, sujeta suavemente la pata del gato para simular la acción de excavar arena y así activar su instinto de enterramiento.
**Guía olfativa**
Inmediatamente después de comer o al despertar, sostén al gato en el recipiente, moja los excrementos con una toalla de papel y entiérralos en la arena. Si ves que el gato defeca en el suelo, no lo regañes con fuerza. Puedes transferir los excrementos a la caja de arena. Las heces naturales guiarán al gato para desarrollar la memoria olfativa.
**Corrección del comportamiento**
Usa un limpiador enzimático para eliminar completamente el olor cuando defeque aleatoriamente y evitar que el olor residual provoque comportamientos repetitivos. Observa las señales de que el gato rechaza la caja de arena: excavar la pared y correr desenfrenadamente después de ir al baño puede indicar que la arena no es adecuada. Puedes probar a cambiarla por otros materiales, como arena de tofu y arena mineral.
**Consolidación del hábito**
Recompensa inmediatamente con golosinas después de que el gato haya ido bien al baño para generar una retroalimentación positiva. En hogares con varios gatos, se debe seguir el principio "N+1" para configurar la caja de arena (N representa el número de gatos). Asegúrate de que el grosor de la capa de arena sea de al menos 8 cm y limpia los grumos a diario para que la caja de arena siga siendo atractiva para los gatos.